VOLVIÓ A CREER AL SERVICIO DE INTELIGENCIA DE SU PAÍS
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio ayer un giro a la posición cercana a Rusia que había adoptado el sábado y, en menos de 24 horas, respaldó en Hanoi a los servicios de inteligencia de su país, que sostienen que hubo injerencia rusa en las últimas elecciones presidenciales norteamericanas.
En cuanto a si lo creo o no, estoy con nuestras agencias, especialmente en lo que está constituido actualmente, sostuvo Trump en una rueda de prensa junto al presidente vietnamita, Tran Dai Quang, en un intento por distanciarse de los comentarios que hizo ayer en pleno vuelo a Vietnam.
En el avión que lo trasladaba a Hanoi, luego de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico APEC, Trump dijo que Putin le había negado con mucha fuerza y vehemencia cualquier injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de noviembre de 2016, y que él le creía.
Ha dicho que no se entrometió, siempre que me ve dice que no lo hizo, y creo, de verdad, que cuando lo dice habla en serio; creo que se siente muy insultado por esto, y eso no es bueno para nuestro país, declaró Trump.
Aun así, el mandatario estadounidense se reafirmó en su opinión de que es muy obvio que él (Putin) siente de verdad que no se inmiscuyó y que lo que él cree es lo que él cree.
Con esos dichos, Trump abrazó de cierta forma la versión rusa del escándalo, dejando atrás y minimizando el trabajo de la CIA, el FBI y la NSA, que bajo la órbita de la Dirección de Inteligencia Nacional habían señalado en un informe hecho público en enero pasado que Putin había ordenado la mayor operación conocida hasta la fecha para interferir en la vida política de Estados Unidos.
Casi en coincidencia, Putin volvió a rechazar la injerencia del Kremlin en el proceso electoral que llevó a Trump a la Casa Blanca, y se lo dijo tanto a periodistas como al propio presidente estadounidense, con quien mantuvo una charla informal.
Me he pronunciado muchas veces sobre esta cuestión; considero que todo lo que está relacionado con el así llamado dossier ruso en Estados Unidos es la manifestación de las continuas luchas internas en ese país, dijo Putin en conferencia de prensa tras la cumbre.
Putin calificó de desvaríos, las informaciones acerca de supuestos contactos mantenidos en 2016 entre algunos de sus familiares -concretamente una sobrina- y uno de los ex asesores de la campaña de Trump.
No se nada de esto, absolutamente nada, aseguró el ruso, quien consideró charlatanería vacía las acusaciones de la investigación en Estados Unidos que relacionan a Paul Manafort, ex jefe de campaña de Trump, con Rusia.
Pero frente a esto, los que desataron su furia fueron miembros de la propia comunidad de inteligencia estadounidense.
El ex director de Inteligencia Nacional James R. Clapper emitió un comunicado en el que aseguró: Al presidente se le dio evidencia clara e indiscutible de que Rusia interfirió en las elecciones. Los actuales directores de la Inteligencia Nacional y de la CIA lo han confirmado. El que haya dado credibilidad a Putin antes que a su comunidad de inteligencia es antiético.
En tanto, el antiguo director de la CIA Michael Hayden calificó de escandalosas las palabras de Trump y el ex subdirector de la CIA Michael Morell, quien afirmó que el presidente estaba mordiendo el anzuelo, el hilo y el plomo de un antiguo agente de inteligencia entrenado para mentir y manipular.
El presidente debería avergonzarse, lo atacó el ex jefe de la CIA John Brennan.
Incluso la propia CIA emitió horas después un comunicado en Washington en el que su director Mike Pompeo reafirmó su apoyo a las instituciones de inteligencia del país que creen que las autoridades rusas ordenaron el hackeo de computadoras contra entidades políticas estadounidenses y otras actividades relacionadas con los comicios presidenciales, una investigación que lleva adelante el fiscal especial Robert Mueller.