La Asamblea General de la ONU pidió ayer una vez más el fin del bloqueo estadounidense contra Cuba, al aprobar una resolución apoyada por 191 Estados miembros y con los únicos votos en contra de Estados Unidos, que cambió la abstención de Barack Obama del año pasado por la decisión de Donald Trump, e Israel.
Hace un año el texto había salido adelante por primera vez sin oposición, pues Estados Unidos e Israel decidieron abstenerse en medio del acercamiento con La Habana impulsado por la administración del ex presidente Obama.
Ayer, sin embargo, el gobierno del presidente Trump -y con él sus socios permanentes israelíes- optó por votar en contra como parte del nuevo enfoque de su política hacia la isla, que retorna al apoyo al bloqueo que Washington dispuso desde 1960, informaron las agencias EFE y DPA.
El voto negativo de Washington había sido anunciado en la víspera por el Departamento de Estado, cuya portavoz lo presentó como una reversión por parte de la administración de Trump de la postura adoptada el año pasado por la de Obama y una forma de subrayar el nuevo endurecimiento de la Casa Blanca ante el gobierno de La Habana.
Trump, que apoya la continuidad del embargo, quiere un mayor énfasis al impulso de los derechos humanos y la democracia y ha condicionado a cambios en esas áreas el fin de las sanciones.
La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Nikki Haley, defendió esa postura y se refirió a la votación de la Asamblea General como un teatro político impulsado por Cuba.
Haley, además, restó importancia al hecho de que la resolución cuente con el apoyo de prácticamente todos los miembros de la ONU.
Mientras el pueblo cubano siga privado de sus derechos humanos y libertades fundamentales, mientras los beneficios del comercio con Cuba apoyen al régimen dictatorial responsable de negar esos derechos, Estados Unidos no tendrá miedo al aislamiento, aseguró.
La Asamblea General de la ONU lleva desde 1992 exigiendo cada año el fin del embargo, siempre con un respaldo abrumador de los Estados miembros.
Ese amplio consenso volvió a darse ayer, con distintos grupos y organizaciones regionales dejando claras en sus discursos sus críticas a la política unilateral de EE. UU. antes de la votación.
Muchos de ellos, además, lamentaron la nueva estrategia hacia Cuba impulsada por Trump y su endurecimiento del llamado bloqueo a la isla, en contraste con el mensaje lanzado hace un año por Obama.
El embargo está en manos del Congreso estadounidense, a quien Obama pidió sin éxito su derogación, pero el presidente tiene una amplia capacidad para determinar su grado de aplicación a través de sus poderes ejecutivos.