El lujo tiene diferentes caras que muestran versiones distintas de sí mismo. Hoy surgen nuevas formas de entenderlo y de acercarnos a él, solo queda encontrar la que mejor se amolde a nosotros y al hogar.
VERSIÓN ORIGINAL
A veces el lujo son los detalles, las proporciones, la distribución que hace que los espacios luzcan serenos, equilibrados y con armonía. Otras veces muestra su faceta más fastuosa y exagerada, esa que recrea atmósferas excesivas que, sin embargo, no causan rechazo sino admiración, donde el exceso de todo desde mobiliario hasta colores u obras de arte conquista y emociona.
Casi siempre es lart de vivre, el buen gusto y la capacidad para emocionarnos. Es más sosegado, más tranquilo, aquel que saca partido a las columnas, los pavimentos antiguos. No necesita mucho para alcanzar la gloria y la sofisticación, pero no es fácil de lograr. Se enriquece con piezas únicas y especiales, bien ubicadas. No son necesarias muchas, ya que huye de la ostentación, pero sí que sean realmente exclusivas. Su valor se encuentra en lograr que un espacio bello, pero sin alma logre encontrar y atrapar en él la sofisticación y el buen gusto.
PURO EXCESO
Todo se da cita en estos espacios, donde nada falta, pero tampoco nada sobra. Es exceso, donde no faltan los brillos dorados, las texturas y telas maravillosas.