Al mismo tiempo, en el sur de Europa, una vez más una barcaza repleta de refugiados e inmigrantes naufragó cerca de una isla griega en el mar Egeo y terminó en tragedia. Al menos 34 muertos, entre ellos cuatro bebés y 11 niños, según la Guardia Costera helena.
Mientras los naufragios y las muertes se suceden sin cesar todas las semanas frente a las costas del sur europeo, en el corazón del continente las potencias siguen dirimiendo sus diferencias reforzando la seguridad de sus fronteras, suspendiendo trenes y dificultando el avance de miles de refugiados.
El primer ministro alemán, Thomas de Maiziere, anunció el establecimiento de controles fronterizos y destacó que sólo podrán entrar al territorio desde Austria aquellos que tengan la documentación necesaria.