Estados Unidos derribó ayer un dron armado de fabricación iraní en el sur de Siria, en la tercera ocasión en que abate una aeronave pro gubernamental siria este mes y en medio de crecientes tensiones con Rusia y en toda la región justo cuando el combate al grupo islamista Estado Islámico (EI) entra en una fase crucial.
La coalición internacional anti EI encabezada por Estados Unidos dijo que un avión F-15 estadounidense derribó el dron luego de mostrar una intención hostil mientras se aproximaba a una base militar cercana a la frontera entre Siria y Jordania.
Un dron similar fue abatido en el mismo lugar el 8 de junio pasado luego de descargar proyectiles cerca de posiciones de las fuerzas de la coalición.
La incidentes cerca del campamento militar de Al Tanf, donde militares estadounidenses entrenan y asesoran a fuerzas terrestres para combatir al EI, se suman a rampantes tensiones regionales justo cuando milicias apoyadas por Estados Unidos atacan la capital de facto del grupo, la norteña ciudad siria de Al Raqqa.
El domingo pasado, Estados Unidos derribó una avión de guerra sirio por primera vez desde que comenzó su participación en la guerra de Siria, en 2014, luego de que el aparato arrojara bombas cerca de posiciones de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), la alianza liderada por kurdos que está atacando Al Raqqa.
Rusia condenó la acción de Estados Unidos y, en represalia, suspendió una línea de comunicación especial que sirve para prevenir este tipo de incidentes.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, dijo ayer que Rusia aún espera una explicación detallada que ha pedido a Estados Unidos por el derribo del bombardero sirio Su-22.
El ministro agregó que la línea de comunicación ha sido muy eficiente, y subrayó que en Siria hay mucha presencia (militar), tanto en tierra como en el aire.
Estados Unidos también disparó contra fuerzas terrestres sirias dos veces en el último mes, incluyendo una ocasión en la que mató al menos a 32 milicianos leales al presidente sirio, Bashar al Assad, que viajaban en un convoy a 100 kilómetros de Al Tanf, según el recuento difundido ese día por activistas.