ESPACIO MULTIFUNCIÓN
Pocos rincones de una casa cambian tanto con el paso del tiempo como el cuarto de los niños. Sus gustos y necesidades van modificándose a medida que crecen y el espacio tiene que adaptarse a ellos.
Para repensar un cuarto infantil, se recomienda empezar tomando todas las medidas del cuarto: cuánto hay de pared desde el piso a la ventana, la ubicación de los tomacorrientes y la altura hasta el techo, para estar seguros de aprovechar cada recoveco. La idea es pensar el espacio estratégicamente para que dé una sensación de amplitud aún incorporando todo el mobiliario que el dueño del cuarto necesita. En este sentido, destaca el equipamiento que reúne diversas funciones. Un mismo mueble puede servir para más de una cosa: una cómoda para apoyar la TV puede ser también un módulo de guardado para juguetes y zapatillas; o una mesa de luz servir como guarda-almohada.
El agregado de ruedas contribuye a sumar funcionalidad. Al ponerle ruedas a una cajonera abajo del escritorio se puede usarla de mesa para una merienda con amigos porque se la ubica en donde sirva, según la ocasión. Lo importante, es generar dinamismo en el diseño para que el mobiliario se adapte al usuario y no al revés.
El color y la modularidad son dos criterios esenciales para que el mueble se mantenga vigente. El color de base debe ser clásico (gris, blanco o negro) y los colores vibrantes pueden sumarse en otros objetos. Así, un mismo mueble puede ambientarse de diferentes maneras y adaptarse a los nuevos gustos de los chicos. Por su parte, la modularidad permite modificar la forma del equipamiento según la altura, preferencias y necesidades.
Como estrategia, se recomienda sectorizar mediante algunos detalles de decoración (como una colección de autos en la parte de juegos) y distintos focos de luz.
En cuanto al color de las paredes, los especialistas afirman que los matices fríos, azules, lavandas y neutros son los ideales para los espacios en los que se busca generar gran concentración.