El presidente Michel Temer aseguró ayer que no existe Plan B en su agenda de gobierno y que continuará en el cargo para entregar en 2018 a su sucesor la casa en orden, durante un discurso ante decenas de empresarios e inversores nacionales y extranjeros, en el que buscó el apoyo del poder económico para aprobar las reformas previsional y laboral.
Quien tome el comando de esta locomotora que estamos dejando encontrará a fines de 2018 la casa en orden, remarcó Temer durante la apertura del Brazil Investment Forum, en San Pablo.
Allí, la política económica de Temer fue avalada por el presidente del Banco Interamericano de Desarollo, (BID), Luis Alberto Moreno, quien afirmó que la novena economía del mundo saldrá fortalecida tras la crisis política y que las reformas que impulsa el gobierno no se animaron a encararlas los países más ricos.
Considerada por los voceros del gobierno como una suerte de búsqueda de refundación del gobierno ante el mercado, luego del escándalo del 17 de mayo, cuando fueron divulgadas conversaciones avalando sobornos entre el presidente y el empresario delator Joesley Batista, del frigorífico JBS, Temer buscó oxígeno en el poder de los inversores.
Todos sus aliados dijeron presentes para apoyarlo, entre ellos los jefes de las dos cámaras legislativas y el canciller Aloysio Nunes, representante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que enfatizó que Temer entregará un país mejor el 1 de enero de 2019, en una clara declaración de respaldo antes empresarios de 42 países y 20 sectores.
Temer evitó hablar del escándalo de corrupción y dijo que las instituciones están funcionando y son sólidas.
El mandatario volvió a la carga con su agenda económica: Son indispensables las reformas para la credibilidad del país; pusimos los rieles para el crecimiento del país y a fines de 2018 entregaremos la locomotora andando. Quien tome el comando de esta locomotora que estamos dejando encontrará a fines de 2018 la casa en orden.
La declaración de Temer tiene también contenido político para sus aliados que buscan un sucesor y frente al veredicto del Tribunal Superior Electoral (TSE) sobre sus cuentas de campaña, que puede destituirlo del cargo o volver a postergar la resolución de un fallo que pondría a Brasil nuevamente en la búsqueda de un gobernante por la vía indirecta, es decir, por elección del Congreso.