El ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega, derrocado en 1989 en una cruenta invasión encabezada por Estados Unidos aunque mantenía estrecha relación con la agencia de inteligencia CIA y el narcotráfico, murió en un hospital de la capital después de haber permanecido en estado crítico desde marzo último.
El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, confirmó la noticia cerca de la medianoche del lunes a través de su cuenta oficial de Twitter: Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz, escribió
Este es un momento de dolor, dijo su hija Sandra mientras huía de los medios, ayer a la madrugada, a la salida del Hospital Santo Tomás, el más importante del país y en el que ingresó Noriega el pasado 6 de marzo, un día antes de serle extirpado un tumor cerebral benigno.
Se trata de la única declaración de la familia del polémico ex general que, según los medios panameños, falleció a las 23 hora local (la 1 de ayer en la Argentina) tras pasar más de dos meses en terapia intensiva.
El cara de piña, como era conocido popularmente, gobernó Panamá con puño de hierro entre 1983 y 1989. Fue un reconocido agente de la CIA especializado en operaciones de contrainteligencia y sus detractores lo acusaban de participar en el tráfico de drogas y en el contrabando de armas, reseñó la agencia EFE.
Noriega fue depuesto por la invasión militar de Estados Unidos iniciada en Panamá el 20 de diciembre de 1989 que dejó más de 3.000 muertos, la mayoría civiles. En enero de 1990 se entregó a las fuerzas de ocupación, tras abandonar su refugio en la sede de la Nunciatura Apostólica.
Posteriormente fue trasladado a Estados Unidos, donde un juez federal lo condenó a 40 años de cárcel por narcotráfico, pero él sostuvo que era inocente y aseguró ser víctima de una conspiración dirigida por Washington.
Su relación con Estados Unidos siempre fue contradictoria: mientras el Departamento de Estado buscaba deshacerse de él debido a sus vínculos con el narcotráfico, el Ministerio de Defensa y la CIA lo apoyaban como un aliado contra el comunismo en la región, según la agencia DPA.