Tras meses de cautela en torno al nuevo inquilino de la Casa Blanca, la canciller alemana, Angela Merkel, se atrevió a decir finalmente lo que muchos pensaban, pero muy pocos verbalizaban: Europa ya no se puede fiar de Estados Unidos.
Las discusiones en las recientes cumbres de la OTAN y del G7 sobre el gasto militar, la protección del clima o la política de refugiados parece que acabaron por dinamitar la poca paciencia que le quedaba ya a la mandataria alemana, que no dudó en decir alto y claro el domingo en un acto en Alemania que Europa camina sola.
Los tiempos en los que nos podíamos fiar completamente de los otros en parte han terminando. Así lo experimenté los últimos días, declaró. Y por ello solo puedo decir: nosotros los europeos debemos realmente tener nuestro destino en nuestra propia mano, afirmó al día siguiente de la cumbre del G7 en Taormina (Italia).
¿Estamos ante el principio del fin de las relaciones transatlánticas como las conocíamos hasta ahora? De momento, Merkel, cansada de las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, que llegó incluso la pasada semana a calificar a los alemanes de malos, muy malos en relación a su superávit comercial, invocó la cohesión e independencia de la Unión Europea (UE).
Para la mandataria ese es el camino a seguir frente a las políticas nacionalistas y aislacionistas defendidas en los últimos tiempos por países como Estados Unidos o Reino Unido, que negocia actualmente su salida de la UE.