ESPERANZAS DE ACERCAMIENTO A NORCOREA
El liberal Moon Jae-in ganó ayer las elecciones presidenciales de Corea del Sur, anunciaron las autoridades electorales, en medio de esperanzas de que su victoria inaugure un nuevo período de acercamiento a Corea del Norte tras una década de gobiernos conservadores reacios a las concesiones al vecino país comunista.
Moon, hijo de refugiados que huyeron de Corea del Norte durante la Guerra de Corea (1950-1953), el conflicto armado que dividió en dos a la península, obtuvo el 40,28% de los sufragios frente al 25,08% del conservador Hong Yoon-pyo y el 21% del centrista Ahn Cheol-soo, informó la Comisión Electoral Nacional (NEC).
Las elecciones, que tuvieron una alta participación, del 77%, se celebraron con el país aún convulsionado por la destitución sin precedentes y el posterior encarcelamiento de la ex presidenta conservadora Park Geun-hye por un sonado caso de corrupción, lo que obligó a adelantar los comicios.
Como luego de todas las elecciones presidenciales de Corea del Sur, gran parte de la atención está puesta en las medidas que tomará Moon respecto de Corea del Norte, que sigue técnicamente en estado de guerra con su vecino del sur desde que la Guerra de Corea terminó con un armisticio y no con un tratado de paz.
Moon, un abogado de derechos humanos de 64 años, es partidario de acercarse a Corea del Norte porque considera que la política dura de los gobiernos conservadores no sirvió para prevenir el desarrollo nuclear de Pyongyang y en cambio redujo la voz e influencia de Seúl en la escena internacional.
Sus críticos temen que un acercamiento con la vecina nación comunista provoque un desacuerdo con Estados Unidos, un aliado histórico de Seúl, que en los últimos meses, desde la asunción del presidente Donlad Trump, ha oscilado entre las amenazas y los elogios al líder norcoreano, Kim Jong-un.
El régimen comunista norcoreano ha recibido múltiples sanciones de la ONU, Estados Unidos y otros países por realizar cinco ensayos nucleares desde 2006, el último de ellos en octubre, e innumerables ensayos de misiles en violación de prohibiciones internacionales.
Moon celebró su victoria en un escenario montado en la plaza Gwanghwamun del centro de Seúl, la misma en la que se reunían los manifestantes anti Park.
Es una gran victoria por un gran pueblo. Voy a reunir toda mi energía para construir una nueva nación, prometió Moon, un ex preso político de la dictadura encabezada por Park Chung-hee, padre de la destituida presidenta Park.
El flamante mandatario no deberá esperar los dos meses de transición que dicta la Constitución sino que asumirá casi de inmediato para reemplazar al gobierno interino surgido luego de que Park, adelantándose a su posterior destitución, decidiera renunciar, hace cinco meses.
El presidente provisional, Hwang Kyo-ahn, renunciará hoy al cargo que ocupa desde el 9 de diciembre, cuando el Parlamento finalmente destituyó a la ex presidenta conservadora.
Durante la campaña electoral, Moon prometió crear empleos públicos, potenciar las pymes y reducir la desigualdad en un país donde el 10% de los asalariados se lleva la mitad de lo generado.
Sin embargo, para poder avanzar en su agenda deberá negociar y formar alianzas debido a pese a que su formación, el Partido Democrático (PD), domina la Asamblea Nacional, no tiene la mayoría absoluta, y las próximas elecciones legislativas son en 2020.
Si bien se auguran cambios, los analistas políticos son cautos y anticipan que deberá enfrentar muchos retos.
El profesor Kim Sung Chull del Instituto de Estudios para la Paz y la Unificación de la Universidad Nacional de Seúl, consideró poco probable que haya cambios significativos de manera inmediata debido al peso de la amenaza nuclear norcoreana.
No obstante, en comparación con otros candidatos, Moon tiene una proyección a largo plazo más concreta con respecto a la mejora de las relaciones intercoreanas, agregó el analista, en declaraciones a la agencia de noticias EFE.
Algunos ven con cierto escepticismo la llegada de Moon al poder ya que lo consideran un idealista al que le costará gobernar con un parlamento dividido.
Nacido en 1953 en un campo de refugiados de la isla suroriental de Geoje, se acercó a la política en la Universidad Kyunghee de Seúl, donde llegó a liderar una organización estudiantil con la que luchaba en las calles para destruir las dictaduras militares de Park Chung-hee y Chun Doo-hwan.
Su pasado como líder de organizaciones de izquierda le quitaron la posibilidad, años después, de ocupar una plaza como juez, para la que había quedado segundo entre todas las opciones.
Tras ese tropezón, regresó a la ciudad en la que se crió, Busan, donde conoció al ex presidente Roh Moo-hyun (2003-2008), junto a quien presentó cientos de demandas por violaciones a los derechos humanos en los últimos años de dictadura.