Consciente de su desventaja tras el apoyo casi inmediato que recibió el liberal Emmanuel Macron por parte de la mayoría de los líderes políticos franceses, la ultraderechista Marine Le Pen apenas dejó pasar unas horas ayer antes de salir a la ofensiva, develando su estrategia de cara al balotaje del 7 de mayo en Francia.
Macron se presenta a las elecciones presidenciales sin programa para proteger al pueblo francés frente al peligro del terrorismo islamista, aseguró la candidata del Frente Nacional (FN) durante una visita a la localidad de Rouvroy, en su feudo electoral de Pas-de-Calais, en el norte de Francia.
Le Pen remarcó que su oponente es un debilucho, un blando frente al terrorismo, y alertó a sus votantes que, para impedir que el FN ocupe el Palacio del Elíseo, se está gestando un frente republicano podrido a favor de Macron, quien se impuso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de este domingo.
El miedo al extremismo islámico es una de las principales cartas que tiene para jugar la xenófoba Le Pen frente a su oponente liberal y europeísta, que parte como favorito sondeos y es el preferido de Bruselas y los mercados, que ayer saludaron su victoria parcial con alzas.
Los franceses patearon el tablero y por primera vez en la historia dejaron fuera del balotaje para la elección del presidente de la V República a los dos partidos tradicionales, conservadores y socialistas.
Macron, ex ministro de Economía del actual gobierno socialista, venció con el 24,01% de los votos, mientras Le Pen, con el 21,3%, eliminó de la carrera al conservador Francois Fillon, con un 19,9%, y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, con el 19,5%. Por su parte, Benoit Hamon, con el 6,3%, obtuvo la peor derrota de la historia para el Partido Socialista (PS).
Fillon y Hamon fueron los primeros que llamaron a cortar el paso en la segunda vuelta al FN de Le Pen. A ellos se sumaron varios ex ministros franceses y después tomó partido el presidente Francois Hollande.
Frente a los riesgos que supondría la victoria de Le Pen no sirve callarse o refugiarse en la indiferencia. Hay que movilizarse. Votaré por Emmanuel Macron, aseguró Hollande en una declaración desde el Elíseo.
Los últimos sondeos indican que Macron, de 39 años y quien nunca ocupó un cargo electo, ganaría con cerca del 62% de los votos, frente al 30% que obtendría Le Pen.
Con todos los pronósticos en contra, la candidata extremista no se amedrenta, porque mientras el descontento social persista tiene terreno fértil para sembrar sus futuros votos.
El duelo entre Macron y Le Pen, de 48 años, se presenta como el de dos modelos antagónicos e incompatibles para el futuro de Francia y Europa: el primero, liberal y europeísta, y el segundo, proteccionista y anti-europeo.
Con un discurso transversal y patriótico, ambos quieren acabar con la identificación entre izquierda y derecha.
Sin embargo, Macron es un producto del PS, concretamente de la vertiente liberal adoptada por Hollande. Y, paradójicamente, ganó con las mismas propuesta que llevaron a los socialista a su actual ruina.
Por su parte, aunque moderó su discurso respecto a su padre Jean-Marie Le Pen, el FN que lidera Marine Le Pen sigue siendo un partido negacionista y xenófobo.