También ayer en la jornada que calificó de Día Uno de su Presidencia, el flamante mandatario firmó un memorándum que congela las contrataciones en el gobierno federal, echando a andar su polémica agenda económica y cumpliendo su promesa de buscar controlar el tamaño del Estado y de su fuerza laboral.
Asimismo, a cuatro días de su asunción y en el tercer documento firmado hoy por el presidente republicano en el Despacho Oval, Trump suscribió un decreto que prohibe el uso de fondos del gobierno para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto en el extranjero.
El decreto del TPP es básicamente una formalidad, ya que el acuerdo aún debe recibir ratificación del Senado estadounidense y esto se considera altamente improbable dado el control republicano de la cámara y el estado de la opinión pública contrario a los acuerdos de libre comercio por temor a pérdida de empleos.
En declaraciones a periodistas, Trump dijo que la medida era algo grandioso para los trabajadores estadounidenses. El TPP ya ha sido refrendado por once países que representan el 13,5% de la economía mundial.
Poco después de ganar las elecciones del 8 de noviembre, Trump anticipó que una de sus primeras acciones tras ser investido presidente sería emitir un decreto para retirar al país del TPP, un acuerdo que consideró un desastre potencial para su país.
El TPP, uno de los pilares de la globalización, fue negociado por el gobierno del ex presidente demócrata Barack Obama, antecesor de Trump, que hizo de ese acuerdo una de sus prioridades en materia comercial y dentro de su estrategia para profundizar los lazos con la región de Asia-Pacífico.
En otra de las medidas tomadas, Trump congeló las contrataciones de la planta de trabajadores estatales -exceptuando a las fuerzas armadas- para reducir la fuerza el empleo en el gobierno, una acción similar a la del ex presidente George W. Bush al comienzo de su administración en 2001.
Y en el raid de firma de decretos, ayer rubricó la prohibición del uso de fondos del gobierno para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto en el extranjero, una política republicana que data de la década de 1980 y que su predecesor, Barack Obama, había cancelado.
Más temprano, en la jornada que él mismo había calificado como Día Uno de su gobierno, Trump se reunió con altos ejecutivos de distintas empresas, como los calificó, a quienes les dijo que si sus firmas se quedan en Estados Unidos, cortará impuestos masivamente tanto para la clase media como para las compañías.
Según Trump, esos impuestos bajarán hasta un rango de entre el 15 y 20 %, frente al 35 %, o probablemente más, 38 % actual. Creemos que podemos reducir las regulaciones en un 75% tal vez más, sostuvo.
Y les pidió: Lo único que tienen que hacer es quedarse, no se vayan y no despidan a su gente en los Estados Unidos.
El mandatario también hizo una advertencia a las empresas que están pensando en localizar su producción fuera del país: Vamos a imponer un impuesto fronterizo muy grande sobre el producto cuando llegue, lo cual creo que es justo, sentenció, y señaló que actualmente no hay libre comercio, ya que, para él, Estados Unidos es el único que facilita la entrada a productos extranjeros, mientras que si quieres vender algo a China y otros países, es muy, muy difícil.
Horas antes y en la misma línea, Trump anunció, aunque sin detalles, que quiere renegociar la posición de su país en el NAFTA, firmado con Canadá y México, que rige desde 1994, y que el nuevo presidente calificó como el peor acuerdo comercial de la historia, culpable de la pérdida de empleos y del cierre de empresas que emigran a países vecinos para abaratar costos.
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