Así lo denunció el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, quien dijo que estas personas todas sirias deben ser liberadas de forma inmediata.
De Mistura solicitó además que se cumplan de una vez los acuerdos en el Wadi Barada para reabastecer de agua a millones de habitantes de Damasco. La falta de cumplimiento de los acuerdos, aseguró, impide llegar en las mejores condiciones a las conversaciones de paz previstas para fines de enero en Astaná, Kazajistán.
La situación en Fua y Kafraya nos preocupa. Estas dos localidades son las únicas que están siendo sitiadas por los grupos de la oposición. Veintitrés conductores fueron a evacuar a enfermos y heridos y, en su segundo intento, no pudieron salir más, denunció el diplomático italo-sueco en una comparecencia ante la prensa.
A finales del año pasado, los grupos de la oposición alcanzaron un acuerdo con el gobierno sirio para evacuar a civiles del este de Alepo, que pocas horas después se extendió a las dos localidades bajo cerco opositor.
Mientras que los ocupantes de Alepo oriental que se sumaron al acuerdo pudieron retirarse a zonas bajo control insurgente en la provincia de Idleb, la población sitiada en las aldeas montañesas solo pudo ser atendida en una primera caravana. En el segundo intento, la veintena de conductores fue retenida y no pudieron salir más.
Las evacuaciones de enfermos y heridos se llevaron a cabo, especificó de Mistura. El mediador indicó que entre los sitiadores no parecía haber integrantes del Frente Fateh al Islam (antiguo Frente Al Nusra, ex rama de Al Qaeda en Siria), y que más bien pertenecían al Movimiento Islámico de los Libres de Sham (Ahrar al Sham).
Las potencias de Occidente no consideran terrorista a esta última, a diferencia del gobierno sirio de Bashar al Assad al que pretende derrocar por las armas y la incluye en su largo listado de grupos terroristas, y no solo no los distingue del Estado Islámico (EI) o Fateh al Islam sino que los acusa de intercambiar integrantes con ellos.
Por otra parte, el mediador advirtió que los combates en la zona de Wadi Barada, en los alrededores de Damasco, deben cesar porque no sólo bloquean el acceso al agua a cinco millones de residentes de Damasco y sus inmediaciones, sino porque ponen en peligro el actual alto el fuego, en vigor desde el 30 de diciembre.
Existe el peligro que si esta situación persiste, se cree una nueva escalada en el conflicto y ponga en peligro el cese de las hostilidades. Es por eso que este tema es crucial, aseveró. De Mistura sostuvo que hay ingenieros listos para actuar en el sistema de distribución de agua con asesoramiento de la ONU, pero que es necesario que exista un mínimo de seguridad para que puedan trabajar.
Algunas fuentes rebeldes indicaron a la agencia de noticias EFE, por Internet, que finalmente se había alcanzado un acuerdo para que se restableciera el suministro, pero otras, por teléfono, lo negaron.
El portavoz de la facción Suqur al Sham, Maamún Hach Musa, negó a EFE que haya un acuerdo para pacificar el valle del río Barada, que nutre de agua a Damasco, como anunciaron las autoridades sirias.
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