Hepatitis C, una enfermedad que hoy tiene cura

Hepatitis C una enfermedad que hoy tiene cura

Hepatitis C, una enfermedad que hoy tiene cura

Sin embargo, un simple análisis de sangre basta para detectar la presencia del virus en el organismo. Si el resultado es positivo, se puede realizar un tratamiento con un medicamento que se encuentra en el país desde hace un año para curar definitivamente la enfermedad.
“Pocas veces en la historia de la medicina se estuvo ante la posibilidad de curar y erradicar una enfermedad tan presente en todo el mundo. Por eso es indispensable salir a buscarla”, enfatiza Rubén Cantelmi, paciente curado de hepatitis C: “de nada sirve tener en las farmacias el mejor medicamento, si los afectados siguen caminando por la vida desconociendo que presentan el virus”.
Hasta 1992, no se había identificado el virus como tal, por lo que no se buscaba en los análisis. Siendo la sangre la principal vía de contagio, muchos argentinos que tuvie.ron alguna situación de contacto previo a 1992 pueden padecer el virus sin saberlo. Cantelmi reconoce que “en ese entonces, se tenía mucha menos conciencia de los contagios y de la necesidad de esterilizar los materiales, se realizaban transfusiones de sangre y derivados de la sangre sin tomar mayores recaudos;se compartían jeringas indiscriminadamente al aplicar inyecciones, y muchos contagios se dieron también a través de los elementos de uso hospitalario o los que se utilizan durante tratamientos odontológicos, por ejemplo”.
Por más cuidadoso que uno pueda ser, el virus no discrimina por clase, sexo, higiene ni ningún otro factor. Es muy simple, insiste Cantelmi: “la posibilidad de saber si uno lo padece se resuelve al acercarse a cualquier centro de salud y solicitar el análisis, que es gratuito. Con un simple estudio se puede descartar el riesgo y seguir tranquilo, o conocer que se contrajo el virus e iniciar el tratamiento rápidamente para prevenir el daño que la hepatitis puede producir. Lamentablemente, no es un estudio que se pida en los típicos chequeos de rutina, por eso invitamos a todos y a cada uno a que al menos una vez en la vida se realice el test”.
Aunque no se esté dentro de un grupo de riesgo o no se presuma que puede haber existido contagio, es acertado realizárselo. Consiste en una simple extracción de sangre; se puede pedir que se incluya la búsqueda del virus en un análisis de rutina. Si uno cree que está sano, pero porta el virus, esta información puede salvarle la vida.
Aunque la hepatitis C no cuenta con una vacuna, otros tipos como la A y la B sí tienen vacunas preventivas disponibles e incluidas en el calendario nacional obligatorio. Desde su inclusión, el riesgo de padecerlas ha disminuido notablemente. La denominada “A” es frecuente en la infancia, es transitoria y no suele dejar secuelas. La B, por su parte, puede cronificarse y tratarse, aunque el tratamiento no es curativo. La C, en cambio, hoy cuenta con medicamentos que curan a prácticamente el 100 por ciento de los pacientes y son a base de comprimidos que se toman 3 ó 6 meses, sin los efectos indeseados que ocasionaban las medicaciones anteriores que se venían usando y que encima no curaban definitivamente en algunos casos.
“Son muchos los pacientes que han intentado curarse con las medicaciones anteriores, pero no lo lograron, se expusieron a tratamientos cruentos y se desanimaron. Es importante que sepan que hoy ha cambiado enormemente la perspectiva. Hoy se van a curar”, remarcó.
Los grupos de pacientes
Desde 2012, Rubén Cantelmi está a cargo de la coordinación de grupos de pacientes. “Son espacios para compartir, para escucharse, para aconsejarse, para sentirse acompañado. Son muchas y muy diversas las emociones que atraviesa una persona ante el diagnóstico de una enfermedad severa y crónica. Por eso, sentirse comprendido por quienes pasaron por lo mismo puede transformarse en una piedra angular para salir adelante.Si bien los diagnósticos a tiempo y los tratamientos adecuados posibilitan la cura, estamos convencidos de que las palabras ayudan a transitar los caminos”.
Asimismo, los grupos brindan asesoramiento que ayuda en las cuestiones burocráticas que pueden interferir entre un paciente y el acceso a las medicaciones curativas del virus.
Por esta razón, y teniendo en cuenta el alcance e impacto que estos grupos generan en los pacientes con hepatitis y en sus familias, siendo transformadores de la realidad de estas personas, Cantelmi y sus colaboradores decidieron formalizar la iniciativa y adquirir personería jurídica, conformado la asociación civil Buena Vida.
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