El primero en asegurarlo fue Rubén Arellano, quien según contó, en aquel momento se encontraba al frente de una cooperativa y mantenía vínculos con la organización de Sala. Dijo que el escrache estaba planificado ya para una fecha anterior a la que sucedió, en razón de que el día que fue atacado Morales se aprestaba a participar de una charla que había sido anteriormente suspendida.
Vos le tenés que pegar una piña a Gerardo y, si no, te voy a pegar un tiro a vos, fue la directiva que según Arellano, le dio Milagro Sala a él durante una primera reunión en la que se planificó el escrache y donde se encontraban todos los referentes de la Red de Organizaciones. Y si no se calla con el escrache, con esta pistola vas a ir a tirotear a su hermano, Freddy Morales.
En ese encuentro, realizado según el testigo en la casa de Sala en la calle Gordaliza del barrio Cuyaya, la dirigente advirtió viene la derecha y nos viene a quitar los planes y las viviendas, por lo que fundamentó la idea de realizarse el acto intimidatorio.
Tras la reprogramación de la charla, Arellano señaló que hubo una segunda reunión en la que él tomó la decisión junto a su mujer de no participar del escrache porque no se creía un delincuente.
Finalmente, relató que su alejamiento le significó amenazas de distintas índole por parte de Sala y su entorno, que puso en peligro su vida y la de su familia, lo cual lo llevó a radicar denuncias en su contra, entre ellas, la vinculadas al episodio del escrache.
En el mismo sentido, también atestiguó Noemí Chauque, la mujer de Arellano, y relató cómo junto a él participó de las reuniones en la casa de Sala. Entre otras cuestiones, sostuvo que estuvo presente además en una reunión en la casa de la dirigente jujeña -posterior al día del escrache- en la que, según aseguró, los presentes se reían de lo que habían hecho cuando vieron una conferencia de prensa de Morales,
Los otros testigos en prestar declaración fueron el auditor general de la Nación, Alejandro Nieva, y su jefa de gabinete, María Sorbello; el director del Ente Nacional de Comunicaciones, Miguel Giubergia; y el secretario de Integración Regional de Jujuy, Carlos Toconas, que en 2009 iban a participar de la jornada junto a Morales. Los cuatros coincidieron en sostener que lo ocurrido fue un ataque violento por parte de un grupo de personas que arrojaron huevos, piedras, rompieron vidrios del edificio y, según detalló Nieva, llegaron a lanzar sillas. Si bien todos afirmaron no haber visto a Milagro Sala, sí reconocieron a Graciela López, una de los tres imputados, entre las personas presentes.
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