Los sindicatos franceses regresaron a las calles para protestar contra la ya aprobada reforma laboral, impulsada por el presidente socialista Francois Hollande, con una movilización nacional, que en París y en otras seis ciudades dejó fuertes enfrentamientos con la Policía.
Luego de la tregua veraniega, ayer tuvo lugar la decimocuarta jornada desde el comienzo de su lucha en marzo, encabezada de nuevo por la Confederación General del Trabajo (CGT) junto a sindicatos estudiantiles, quienes reclamaron la derogación de esa ley adoptada en pleno periodo estival y que en su trámite parlamentario evitó el debate y el voto de los diputados.
Cerca de 170 marchas se realizaron ayer en todo el país, acompañadas de paros en sectores como el transporte o la televisión, para intentar mantener viva la oposición de los trabajadores, después de que su última protesta antes de las vacaciones, el 5 de julio, apenas llenara las calles.
El balance de la movilización de ayer, según las autoridades, reflejó que 78.000 personas protestaron en todo el país y de ellas unas 13.000 en París, cifra que los sindicatos elevaron, respectivamente, a 170.000 y 40.000.
En París, el trayecto se limitó a los dos kilómetros que separan las plazas de la Bastilla y de la República, y estuvo vigilado por 1.200 policías y gendarmes.
Como en otras ocasiones, el despliegue no pudo evitar altercados e incidentes sobre el final de la movilización.
El ministerio del Interior informó mediante un comunicado que las manifestaciones se saldaron con 15 policías y gendarmes heridos en todo el país, dos de ellos graves, y 62 detenciones, sin precisar cifras de heridos entre los manifestaciones.
&n