Purmamarca, vista desde uno de sus principales miradores.

Purmamarca vista desde uno de sus principales miradores

Purmamarca, vista desde uno de sus principales miradores.

 Con el cerro de Siete Colores como regalo milenario, el pueblo de Purmamarca en la Quebrada de Humahuaca sorprende con sus artesanías, su historia y su gastronomía, entre casas de adobe, calles de tierra y noches estrelladas que emocionan.El constante silencio que se registra durante toda la jornada de Purmamarca brinda una tranquilidad ideal para la contemplación. Pareciera que el paisaje dejó sin palabras a todos y algo de eso hay. El cerro de Siete Colores, ícono del norte argentino conecta con sus tonos escalonados a una sensación de paz que acompaña durante todo el viaje, sea en una escapada de un día o de varios, para visitar algunos lugares más.

La localidad, distante a unos 65 kilómetros al norte de esta ciudad y a 2.192 msnm, se jacta de tener el cabildo más pequeño del país y un algarrobo histórico de más de 600 años. Así son las cosas por el lugar, todo tiene un pasado desde la iglesia Santa Rosa de Lima, Monumento Histórico Nacional, hasta las casas de adobe que se funden con el hermoso e inigualable paisaje que posee hacia donde se mire.

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