Recrudecieron las protestas y los disturbios en Francia

El presidente francés, Francois Hollande, dijo que seguirá adelante con sus polémicos planes de  flexibilizar el mercado laboral, pese  al alto rechazo ciudadano a la medida y en otra jornada de huelgas y protestas sindicales que volvieron a derivar en hechos de violencia.

En el inicio de otra semana de movilizaciones contra la reforma laboral del socialista Hollande, la policía  disparó gases lacrimógenos en París  contra una manifestación organizada  por sindicatos y estudiantes que comenzó de manera pacífica pero que  fue infiltrada por un grupo de radicales que cometieron desmanes.

La policía dijo que 12.000 personas  participaron de la marcha en la capital, pero los sindicatos afirmaron que  fueron al menos 55.000.

Según las autoridades, 12 personas  fueron detenidas en París, nueve de  ellas por portar armas y otras tres por  lanzar proyectiles a los agentes del  orden, informó la agencia de noticias  EFE.

En la sexta jornada de lucha contra  la reforma en dos meses, camioneros  bloquearon rutas y accesos a puertos  en el norte y oeste de Francia, y también hubo enfrentamientos entre policías y manifestantes en las ciudades  occidentales de Nantes y Rennes,  donde miles de personas más tomaron las calles.

Asimismo, hubo marchas y disturbios en las sureñas Toulouse, Perpiñán y Marsella, informaron autoridades y medios locales.

La reforma laboral desató dos meses de protestas en las calles y hasta  derivó en un intento fallido de derribar el gobierno del primer ministro  Manuel Valls, que argumenta que es  vital para atajar el desempleo mejorando las condiciones en que las empresas pueden contratar a empleados  o prescindir de ellos.

Los sindicatos y los estudiantes dicen que se trata de una reforma neoliberal que busca facilitar los despidos y debilitar la posición negociadora de los trabajadores. Cerca del  70% de la ciudadanía rechaza el proyecto, según los sondeos.

En una entrevista con la radio Europa 1, Hollande dijo que aún no se ganó la batalla contra la desocupación,  y puso la necesidad de aprobar la reforma por encima de su popularidad,  que sigue en niveles mínimos casi  sin precedentes a un año de su posible presentación a la reelección.

“No voy a ceder porque demasiados  gobiernos hayan cedido. Prefiero que  la gente tenga de mí la imagen de un  presidente que hizo reformas que la  de un presidente que no hizo nada”,  dijo Hollande en su larga entrevista.

El mandatario había dicho que recién a fin de año decidirá si se presenta a la reelección en las presidenciales de mayo de 2017, pero ayer dijo que no veía “ninguna alternativa”  que pudiera servirle de reemplazo  dentro de la izquierda francesa.

“Si no estoy ahí, si la izquierda no  es reelegida, ganará la derecha o la  extrema derecha”, declaró, según informó la agencia de noticias DPA.

Hollande apuesta a poder cumplir  su promesa de reducir el índice de  desempleo, que sigue obstinadamente por encima del 10% y alrededor  del 25% entre los más jóvenes.

“Lleva tiempo para que las reformas tengan efecto. La batalla aún no  se ganó. Sólo se ganará cuando tengamos, durante varios meses, una caída sostenida en el desempleo. Estoy  dando esa batalla todos los días”, resaltó el presidente.

En cuanto a las manifestaciones  que se producen en el país por la reforma, alguna de ellas con desbordes  de violencia, Hollande señaló que  “Francia es un país de libertades” y  eso significa que “puede haber manifestaciones, se pueden ocupar plazas” pero la violencia “no puede quedar sin respuesta”.

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