EL LADO B DE LA CRISIS SIRIA
Mientras las principales potencias no logran acordar un plan de paz en Siria, la comunidad internacional envió un mensaje total y felizmente opuesto para la histórica ciudad de Palmira, destruida por la locura y el fanatismo de la organización yihadista Estado Islámico (EI): reconstruirla con la Unesco como mascarón de proa de una campaña que extiende sus brazos en la Argentina.
Hace pocos días el órgano consultivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que se reúne sólo dos veces al año, aprobó que se asegure la salvaguardia y preservación de Palmira y otros sitios sirios del patrimonio mundial dañados como Alepo, y que se promueva una amplia participación y coordinación entre los Estados en las tareas destinadas a restaurar.
El documento firmado por Rusia, Bielorrusia, Brasil, China, Estados Unidos, Francia, Grecia, India, Italia, Líbano, Nigeria, Palau, Reino Unido, Irlanda del Norte, República de Corea y Sudáfrica, también exhorta a los Estados Miembros a aportar contribuciones voluntarias y asistencia para evaluar daños y restaurar y preservar los monumentos de Palmira.
El daño es serio porque los bárbaros del Estado Islámico han destruido algunos de los monumentos más importantes de Palmira. Pero al mismo tiempo hemos visto que grandes partes del sitio se conservaron, diagnosticó Francesco Bandarin, subdirector general de cultura de la Unesco.
En plazos de restauración, Bandarin estimó al menos cinco años y que será una operación a largo plazo en la que aún no se definen costos, pero sí que no habrá problemas para reunir los fondos necesarios con misiones de distintos países.
Las milicias radicales del EI destruyeron en tan sólo diez meses a la histórica Palmira -declarada Patrimonio Mundial en 1980- y a sus tesoros únicos de más de 2.000 años de antigüedad, una acción que causó el estupor mundial y que fue condenada como un crimen de guerra por la Unesco.
Entre los daños concretos que subrayó Bandarin, hay partes destruidas de los templos Bel y Baalshamin en las ruinas grecorromanas y el Arco del Triunfo, por no hablar de que buena parte del museo fue saqueado, enfatizó.
De hecho hace pocos días, un grupo de expertos polacos comandados por Bartosz Markowski, del Centro Arqueológico de Polonia en la Universidad de Varsovia, regresó de Siria con un diagnóstico desalentador del Museo de Palmira, donde, según su opinión, la mayoría de los objetos exhibidos en la planta baja fueron destruidos.
El grueso de especialistas arribará cuando las condiciones de seguridad estén garantizadas, por lo pronto el desminado concluyó el jueves pasado a manos de las fuerzas de ingeniería rusa.